sábado, 1 de febrero de 2014

3 anécdotas de un mal jefe

 
    Hace unos años, en Aínsa, por denunciar al alcalde de Boltañá, el Comandante Jefe del Sector, pasando por encima del Jefe del Destacamento y Jefe del Subsector, corrigió a dos compañeros, ¿motivo? Incumplimiento de las Normas de la Agrupación: "Parar a un vehículo para comprobar la documentación sin observar infracción previa". Vergonzo, estaba yo presente, nadie me lo contó.
Vino al Destacamento e hizo llamar a los dos compañeros. Nada más llegar les espetó "Los dos estáis corregidos" Unos cuantos días de arresto, como delincuentes sin salir del cuartel. 

  Preguntaron el motivo los dos compañeros, por supuesto, 
Comandante: "¿Por qué? Porque habéis denunciado al alcalde de Boltañá."
Compañero 1: "Mi comandante, vi que no tenía pegatina de la ITV y lo paré, tampoco llevaba el permiso de conducción"
Comandante: "No es motivo, ya recibiréis el correctivo
   El tono y la actitud nos recuerda a todos a algo y a algunos, esa actitud prepotente y superioridad que denota una falta de confianza y mucha debilidad en su personalidad y se ampara en el uniforme para sentirse fuerte.

  Lo más alucinante es que corrigió a los dos! Incluso el que no denunció y que ni siquiera participó en la acción, pero bueno, así era.
  Tras haber cumplido el arresto, si, aquellos que sólo podías salir del cuartel para trabajar  (increíble que hasta hace cuatro días era así), ganan el recurso y se les tiene que retirar el correctivo, los cuatro días en casa ya no tienen vuelta atrás. 

  Correctivo quitado pero no la ira de su comandante en jefe. En su nuevo destino en el Destacamento de Fraga, vuelve a corregir a uno de ellos. Esta vez iba conmigo y caí de rebote. Tres días de arresto por vernos a los metidos en el coche cuando abandonábamos un estacionamiento, porque más tarde teníamos otro estacionamiento a 30 kilómetros. Según el protagonista de esta historia,  el estacionamiento acaba a las "X" no es a la "X menos un minuto", es decir, hay que estar fuera del coche el tiempo exacto del estacionamiento. Aprender eso le llevó un día entero en las clases de la Academia de Oficiales.
 
   La réplica nuestra fue, si a las "X" tenemos que estar en otro sitio debemos salir unos minutos antes, si el comandante está en el segundo punto a las "X" nos arrestaría por no llegar a punto. No entró en razón, llevar tan ajustado  tricornio no le dejaba pasar una micra más de inteligencia
   Recurrimos de nuevo, desde luego, después de cumplir el arresto como está ordenado. Volvimos a ganarlo, el comandante no podía ni sentarse en su cómodo sillón de su caliente despacho. ¿Acaba aquí?No, la siguiente revista, si os acordáis que debíamos acudir todos de uniforme excepto los libres, nos nombra a los dos, estaba yo solo, me pregunta el contenido de la última acta SYAP (hacía poco había arrestado a un compañero por no saberse las excepciones al uso del cinturón de seguridad)
 Curiosamente había tenido  había tenido hacía unos días servicio de Atestados y me había tocado copiarla. No pudo conmigo.
   Por entonces no existían las asociaciones de guardias, eran perseguidas implacablemente por gobernantes socialistas que se llenaban la boca con su pasado sindicalista y socialista en la clandestinidad, por eso debía gustarles perseguirnos, para no perder la costumbre... digo yo.

 Otra "anécdota" de este indómito comandante:
 Una mañana estaba de servicio en la oficina de Atestados, entran dos motoristas del Destacamento de Lérida y me cuentan que estaban apoyados en un kiosko, refugiados del viento en el límite entre las provincias de Huesca y Lérida  ya en tierra oscense y en eso que para el comandante, los ve, escuchando el fútbol, sin gorra y apoyados en el kiosko, como un energúmeno les pregunta ¿No les da vergüenza? ¿Así se ganan el sueldo? Que imagen.!!! Y todas estas martingales que suelen decir en esos momentos los malos jefes. Acabó la conversación como solía hacer - no sabemos si en su casa también-   "Tienen ustedes cuatro días de arresto, venga para el Destacamento y allí formulan alegaciones.
 Coge su Peugeot 505 sin distintivos ni rótulos (para cazar mejor) y tira para el Destacamento de Fraga, a la vez, los motoristas arrancan las motos y en dirección contraria, para Lérida. "Fulanito (al conductor), da la vuelta que no nos siguen"  A toda leche los adelanta y los para:
Comandante:  "¿Pero ustedes a dónde coño van? "
Jefe de Pareja: "Pues al Destacamento mi comandante, donde nos ha dicho, somo de Lérida"
Comandante: "Ah, de ¿Lérida? bueno pues nada nada, retomó su camino de caza por tierras aragonesas hasta su madriguera de Zaragoza.

 Y ya tercera y última de nuestro querido comandante Domínguez

 Estaba en Graus, con mi compañero Clemente cubriendo  el cruce que iba por entonces a Benabarre, pasaba la Vuelta Ciclista a España. Iban pasando todos: caravana publicitaria, muchos compañeros, capitanes, tenientes, sargentos,etc, todos con buen rollo, saludaban, nosotros también igual con un adiós o hasta luego
 De improviso aparece el Peugeot 505 sin distintivos, el compañero dice " a este le saludamos militarmente por si acaso". Así hicimos, pasa de largo, menos mal, no, a unos 500 metros da media vuelta. Oye Armando me dice Clemente, ha dado media vuelta, nosotros estamos bien y donde nos han dicho, querrá algo nada más.
 Se acerca el compañero que ejerce de jefe de pareja, yo a la distancia  reglamentaria, en posición de firme ¡A la orden mi comandante, sin novedad en el ser...  No le dejó terminar la frase, eso sí, seguía en primer tiempo de saludo, mientras pasando la caravana ciclista, equipos, escoltas, todos mirando
 Se dirige a mi, ya éramos  íntimos,  y suelta "Usted, venga para aquí" "A la orden mi comandante" "¿Cómo me ha saludado al pasar?
" "Pues así. hago el saludo militar otra vez" "¿Así se saluda?" Yo no sabía qué estaba mal, me miraba y no veía nada raro "¿Esa mano va ahí?" me dice mientras señala que el brazo firme no la tenía pegada a la pierna, sino detrás, la mano,  el brazo no.
"Hombre, si miramos las normas lo suyo es que esté pegada a la pierna, claro" le respondí seguro.  Enfadado grita "¿Cómo que hombre? Está hablando con el jefe del sector, si me habla así ¿cómo tratará usted a los usuarios de la vía, a patadas?  Acabó con su frase más original que debía ser una muletilla de su incapacidad "Tiene cuatro días, formule alegaciones"
 "Mi comandante, cuando reciba el correctivo ya alegaré" "No señor, debe alegar algo ahora" "Bueno, mi comandante, con este coche que lleva me he dado cuenta tarde" "Bahhh, chorradas"  Se quedó pensando, ya había pasado toda la caravana, yo no sé si se nos coló algún coche o no, la verdad es que no cumplimos con nuestra misión gracias a la inestimable colaboración militar de "mi comandante"

  Al final no me corrigió, debía llegar tarde al almuerzo...


 Esto también es la Agrupación  pero nos olvidamos de ello cuando rememoramos los grandes momentos con grandes compañeros y amigos,  cuando recuerdas las caras de la gente que acabas de ayudar en situación crítica para ellos, y tú, por vocación, lo haces  sin pensar en el frío, que no tienes medios o la bronca de esta mañana de un jefe que en ese momento está en su casa viendo "Sálvame" en televisión. 
Así somos los que llevamos la chapa en el pecho.

Gracias a Armando Martín